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Trascender el ego

 

¿Por qué es necesario trascender nuestro ego?

 

                                                                                                                                         Todo cambio implica un esfuerzo,

                                                                                                                                           y el que no puede cambiar su mente,

                                                                                                                                                         no pude cambiar nada.

   

                                                                                                                                                           Thomas Merton

 

 

 

Simple, para poder llevar una vida auténtica. Para vivir inspirado, es espíritu, necesitamos saber que como somos seres espirituales somos parte de un sistema, de una naturaleza infinita que nos trasciende como especie y que nos conecta a todas aquellas formas de vida que consideramos ajenas a la nuestra. Como pensaba Walt Whitman, “Cada átomo que me pertenece también te pertenece”. De eso se trata, de poder ver ese lado infinito que está en nosotros pero que también está en un pez que nada danzando en un arrecife de corales. Todos somos Uno. 

 

El ego forma parte de un mundo de las apariencias, del desorden, del caos, de la mentira, del odio, del resentimiento, de la frustración, de la necesidad de identificarnos con aquellos que hacemos, con nuestra profesión, con los bienes que poseemos, con el juicio, con defender nuestra posición, creer tener razón, discutir, hacer la Guerra, todas son como una máscara que enmascara nuestra verdadera naturaleza espiritual.  Y lo peor de todo, nos identificamos y defendemos hondamente esa identidad falsa, una identidad que creemos ser y que nos cubre los ojos, que no nos permite ver viendo, y nos priva de nuestra capacidad milagrosa infinita de percibir milagros en todas las otras formas de vida. Cuando pensamos desde el ego nos identificamos con el mundo de la forma, de lo externo, lo aparente, lo superficial, no con la esencia verdadera que está ahí esperando ser descubierta. Como lo expresa Eckart Tolle en una de sus obras;

 

"Debajo de la superficie no solamente todo está conectado entre sí, sino que también está conectado con la

Fuente de la vida de la cual provino. Hasta una piedra, aunque más fácilmente lo harían una flor o un pájaro,

podría mostrarnos el camino de regreso a Dios, a la Fuente, a nuestro propio ser. Cuando observamos o

sostenemos una flor o un pájaro y le permitimos ser sin imponerle un sustantivo o una etiqueta mental, se

despierta dentro de nosotros una sensación de asombro, de admiración. Su esencia se comunica

calladamente con nosotros y nos permite ver, como en un espejo, el reflejo de nuestra propia esencia. Esto

es lo que sienten los grandes artistas y logran transmitir a través de sus obras. Van Gogh no dijo: "Esa es

sólo una silla vieja". La observó una y otra vez. Percibió la calidad del ser de la silla. Y entonces se sentó

ante el lienzo y tomó el pincel. La silla se habría vendido por unos cuantos dólares. La pintura de esa misma

silla se vendería hoy por más de $25.000 millones."

 

El ego nos aleja de la inspiración, de poder percibir el Poder de la Intención, de poder pensar y sentir que hay una Matriz Divina que nos conecta por medio de nuestras emociones con el universo entero. Cuando desaparecen o nos arrebatan las formas con las cuales nos hemos identificado y las cuales nos han proporcionado el sentido del ser, el ego se derrumba puesto que el ego es identificación con la forma. ¿Qué somos cuando ya no tenemos nada con lo cual identificarnos? Cuando las formas que nos rodean mueren se aproxima la muerte, nuestro sentido del Ser, del Yo Soy, se libera de su confusión con la forma: el Espíritu vuela libre de su prisión material. Reconocemos que nuestra identidad esencial es informe, una omnipresencia, un Ser anterior a todas las formas y a todas las identificaciones. Reconocemos que nuestra verdadera identidad es la conciencia misma y no aquellas cosas con las cuales se había identificado la conciencia. Esa es la paz de Dios. La verdad última de lo que somos no está en decir yo soy esto o aquello, sino en decir Yo Soy.

 

Cuando somos conscientes de estas cosas empieza a hacernos ruido algo, empezamos a escuchar una vocecita interior que nos habla, que nos dice de manera certera, sabia y equilibrada, que quizás eso que pensamos y defendimos durante tanto tiempo no fue algo bueno, o nos deja el sendero libre para empezar a reflexionar sobre cosas que empezamos a relativizar. En ese despertar esta la desidentificación con la forma, con los dictámenes artificiales del ego que lentamente pierden fuerza y en su lugar descubrimos un mundo que era maravilloso y que nos conecta de otra manera con las demás personas y con los objetos del mundo. Desde el momento en que abandonamos la conciencia del ego identificando sus raíces en nuestra vida, nuestra percepción interior cambia, se reestructura, y el mundo que creíamos y sentíamos como hostil, se modifica y se convierte en un lugar maravilloso e increíble. Lo sé, de manera certera que mis hijas, Isabella y Pilar, son dos seres espirituales carentes de ego, que su magia angelical ilumina todas las formas de vida, y son la fiel imagen de vivir una vida inspirada, de haber trascendido el ego. 

 

 

 

Emiliano E. Casela

Emi1arg@hotmail.com

 

TU VIDA ES UN MILAGRO

 

 

 

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